El oro ha sido por siglos la reserva por excelencia para quienes quieren resguardar el valor de su inversión.
Los inversionistas, en particular, lo han visto por lo general como una protección en contra de la inflación.
Tradicionalmente, la mayoría adquiere oro para protegerse en contra de potenciales pérdidas y no para para obtener ganancias. Pero eso está cambiando.
El precio del oro ha aumentado de forma consistente en los últimos diez años, hasta alcanzar las US$1.500 la onza en la actualidad.
Según explica Richard Anderson, experto de negocios de la BBC, eso es resultado de que el metal ya no es sólo visto como una forma de resguardar el valor, sino como una oportunidad genuina de inversión con el potencial de garantizar fuertes ganancias.
¿Es esto correcto? Muchos analistas piensan que no.
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