Con varias economías de la eurozona en dificultades por los enormes niveles de deuda pública que enfrentan, algunos observadores han llegado a sugerir que el futuro mismo del euro está en juego.
Mucho de esto dependerá de un banquero central italiano de 63 años de edad.
"Super Mario", como se le conoce, es respetado y aceptado como el mejor candidato para dirigir el BCE.
Ciertamente tiene credenciales impecables. Es graduado de la universidad de Roma y tiene también un doctorado en economía de la universidad estadounidense M.I.T.
Fue además profesor de economía de la Universidad de Florencia entre 1981 y 1991.
Más que un académico
Pero Draghi no es un académico insípido. Fue vicepresidente de Goldman Sachs International, lo que le dio un conocimiento vital acerca de cómo funcionan los mercados financieros en la práctica.
También trabajó como director ejecutivo del Banco Mundial, director general de la Tesorería italiana y, tal vez lo más importante para los inversores, jefe de la Junta de Estabilidad Financiera.
Finalmente, fue nombrado gobernador del Banco de Italia en diciembre de 2005, posición en la que ganó aplausos por su papel en el relativamente fuerte desempeño de la economía italiana en años recientes.
Draghi requerirá de toda su experiencia y conocimiento para sacar a la eurozona de la crisis.
Es poco probable que promueva cambios significativos de políticas, dicen analistas.
Al igual que su antecesor Jean-Claude Trichet "es relativamente un halcón frente a la inflación", señala Jonathan Loynes, economista europeo en jefe para Capital Economics.
Pero el ECB ya no está preocupado sólo con manejar la inflación, sino también con administrar varias crisis. Primero Grecia, luego Irlanda y finalmente Portugal se encontraron con que los inversores ya no querían concederles préstamos.
Aqui, nuevamente, es poco probable que Draghi se aparte demasiado de la política establecida del banco.
"El ECB ha tomado una línea relativamente dura al oponerse a la reestructuración de la deuda y promover las medidas de austeridad. No hay indicación de que Draghi tome una dirección distinta", dijo Loynes.
Instinto político
Aquí está el gran reto para Draghi, ya que la posición del BCE es más dura que la de Alemania.
"Las dos instituciones más poderosas en la eurozona son el gobierno de Berlín y el BCE", sostiene Jan Randolph, jefe de riesgo soberano en la firma IHS Global Insight.
"Si esos dos no se entienden, no puede haber solución (a la crisis de la deuda)".
Alemania ha suavizado su posición en días recientes, particularmente en su insistencia de que los inversores privados asuman parte del costo por cualquier suspensión de pagos por Grecia, pero algunas divisiones todavía persisten.
De nuevo, Draghi parece ser la persona ideal para el puesto. Para comenzar, la canciller alemana Angela Merkel respaldó su candidatura para el puesto principal en el BCE.
El hecho de ser italiano también le conviene, pues ayuda a superar la "barrera norte-sur" dentro de la eurozona, según Randolph.
Y tal vez lo más importante, posee el suficiente instinto político para equilibrar los intereses en competencia de los 17 gobiernos que componen la eurozona, asegura el analista.
"Nadie está completamente al tanto de las consecuencias de administrar una moratoria de deuda", dice Randolph.
"Lo que importa son los planes existentes para preparar para ese evento de manera ordenada. El reto es transmitirle a los mercados y los formuladores de políticas los compromisos acordados a nivel de la junta del BCE".
Trichet podía hacerlo y Draghi puede hacerlo. Tiene credibilidad en los mercados", puntualiza.
El desenlace de la crisis de la deuda del euro tendrá enormes repercusiones. Pero ciertamente parece que al menos el BCE tiene el hombre indicado para el trabajo.